Repercusiones de la decisión del Emturyc. Detrás de la noticia que surgió este miércoles se advierten cuestiones que exceden los motivos económicos que argumentaron quienes tomaron la decisión. Se entrecruzan cuestiones políticas y, también, de ineptitud.
Las reacciones no tardaron en aparecer. ¿Cómo va a perder, el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, su principal escenario?
El Teatro Auditorium y particularmente el gran Foyer y la Sala Astor Piazzolla son, históricamente, sede de las más importantes actividades del único festival Clase A de Latinoamérica. Sus instalaciones, su acústica, su aforo y la experiencia ganada en las 39 ediciones realizadas -29 ininterrumpidas desde su recuperación en 1996- lo avalan como el lugar natural.
Pero además, el edificio, la locación, lindera al mar, es el símbolo, la “foto” -o el “spot”-, con el que, en todo el mundo, se identifica a la gran muestra del cine. ¿Está Mar del Plata dispuesta a sacrificar la gran postal para el desfile de estrellas de diferentes países? ¿Están los responsables de la decisión dispuestos a arriesgar la clasificación del evento como de Clase A?
Detrás de la noticia que surgió este miércoles se advierten cuestiones que exceden los motivos económicos que argumentaron quienes tomaron la decisión, a poco más de un mes del inicio del evento. Se entrecruzan cuestiones políticas y, también, de ineptitud. Porque si de verdad los argumentos fueran únicamente los económicos, los costos operativos seguirán existiendo, este año, como el anterior y como en cada edición. La diferencia será solo a quién se le pagan.
No es nuevo que haya gestiones de distintos signos políticos que tengan que ponerse de acuerdo para llevar adelante el evento. Hasta ahora, siempre se había logrado. ¿Cuál es la diferencia? Off de record, muchos señalan la falta de experiencia y de cintura política del actual Secretario de Cultura, Francisco Taverna. “Hay una total ineptitud”, se enfatiza en relación al funcionario.
Los hechos
Este miércoles, el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires -organismo bajo cuya órbita se encuentra el Teatro Auditorium- emitió un comunicado asegurando que las instalaciones del espacio estaban “a disposición” y “reservadas” para el festival, como todos los años.
¿Por qué se hizo pública esa declaración? No se había informado públicamente, pero el Emturyc había decidido prescindir de dicho escenario y realizar las actividades en espacios municipales.
El Emturyc argumentó falta de respuestas del Auditorium y que la Provincia querría cobrar a la organización del festival por el uso de las instalaciones. Desde el Teatro aclararon que esos gastos, son “costos operativos, básicamente de horas extras de empleados” que siempre pagó la organización del Festival. Y que, no obstante, este año la Provincia estaba dispuesta a “colaborar” en ese sentido, es decir, a hacerse cargo de ese costo.
Nota va, nota viene ¿no se pusieron de acuerdo? ¿No tienen los funcionarios responsables, a pesar de ser de gestiones y partidos políticos distintos, sus números de teléfono? ¿Fue consultado el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales -organizador oficial del Festival de Cine- sobre este cambio? Hasta ayer, fuentes allegadas a las autoridades del Incaa señalaron que la definición de las sedes fue una tarea delegada al municipio.
Falta poco más de un mes, tiempo suficiente para que organizadores se tomen unos minutos, dejen la rosca política de lado y piensen en lo mejor para el Festival, que no solo pone a la ciudad en lo más alto a nivel mundial en cuanto a la cultura, sino que es una fuente de trabajo, de movimiento, para cientos de familias vinculadas a la hotelería, el comercio, la gastronomía y el entretenimiento.